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UNA CUESTIÓN DE SUERTE

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         UNA CUESTIÓN DE SUERTE     Una noche más. Como casi siempre, los dos nos sentábamos enfrentados en el salón sin intercambiar una sola palabra. Tan solo rompía el silencio el tintineo del hielo en su vaso. Ambos nos hemos acostumbrado a las noches de insomnio, a ser dos rivales distinguidos que se combaten por el día y se dan tregua por la noche. Aquella noche, estaba ensimismado en mis pensamientos, recordando la página de sucesos del periódico, en la que hablaba de personas con vidas difíciles y se me escapó en un susurro imperceptible: " La vida es cuestión de suerte..." La voz prístina del diablo atravesó la oscuridad desde el otro lado de la biblioteca. — ¿Quién te ha dicho esa gilipollez...?           Cada noche los cuatro se reunían en el Regina en torno a su barra. Cuando estaban juntos se sentían en familia, pero ninguno lo reconocía abiertamente, porque sería una muestra de debilidad. Ellos eran una parte esencial del local, al igual que su mobiliario pasad